martes, julio 03, 2007

Dos años sin temporada

El 13 de marzo de 2006, la OSN comunicó la decisión tomada en asamblea de no tocar el concierto programado en el Consejo de Ciencias Económicas para el 17 del mismo mes, en repudio al Decreto 210/06 sobre pautas salariales que convirtió a los profesores de la orquesta en los parias de la administración pública. Más adelante, el concierto fue programado nuevamente y realizado el 10 de noviembre. La fecha de marzo fue la única no cumplida - como medida de fuerza- por parte de los profesores de la orquesta.

Desde la temporada 2006 se formaron lagunas en la presencia pública de la OSN que son de exclusiva responsabilidad de las autoridades de la Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación.

Entre fin de marzo y fin de junio del 2006 no se realizó concierto oficial alguno (los conciertos de protesta de los integrantes de la OSN en la vía pública en ese lapso se llevaron a cabo fuera de horarios laborales). El resto del año fue llenado con conciertos gestionados improvisadamente, con todas las deficiencias técnicas y administrativas imaginables.
La temporada 2007, apenas iniciada, quedó literalmente en la NADA a partir del 16 de abril (extendiendo el vacío esta vez a otros organismos artísticos nacionales, como el Coro Polifónico Nacional, el Coro Nacional de Jóvenes, el Coro Nacional de Ciegos, la Banda Sinfónica de Ciegos y el Ballet Folclórico Nacional).

Una particularidad de la temporada 2007 es que la Secretaría de Cultura expone en su sitio de Internet ante el público nacional e internacional una programación completa, con fechas, lugares, directores y solistas invitados etc. (es la misma que fue publicada por los diarios al comienzo del año). De hecho, prestadores de salas (Auditorio de Belgrano) y artistas invitados (nacionales e internacionales) fueron comprometidos de palabra por parte de la Dirección Artística del organismo, que cumplió así con sus deberes en tiempo y forma.

El problema es que la temporada no se realiza.
El Estado no paga indemnización a prestadores de salas ni a artistas comprometidos, por más que éstos reservaron las fechas, se prepararon profesionalmente y rechazaron probablemente otras ofertas para el mismo lapso.
El público espera en vano la continuación de la temporada musical. Ha ocurrido que oyentes que concurrieron a un concierto anunciado en el diario, se encontraron con puertas cerradas y luces apagadas.

El sentido común podría calificar la actitud de las autoridades de la Secretaría de Cultura de cínica, mentirosa y fraudulenta; sería materia de evaluación por parte de profesionales de la justicia, si no contiene también aspectos delictivos. Pues se suma el hecho de que el funcionario que recibe el dinero del ciudadano para hacer trabajar a los profesionales y asalariados de la Nación en sus respectivas áreas culturales, falla en la entrega del "producto". El gasto público hacia el vacío – por meses de inactividad de los organismos involucrados- asciende mientras tanto a millones de pesos.
Algunos efectos colaterales son la pérdida de una de los pocos auditorios aptos para música sinfónica, la decepción – y pérdida- de público y el enfado de artistas de renombre a los que el maltrato otorga todo el derecho de hablar mal de los argentinos.
Vaya política cultural.

Necesitaríamos una gestión para la OSN que se encuentre a la altura de los requerimientos de una institución pública y del nivel artístico alcanzado. Sus elementos básicos son planificación y compromiso:
- Planificación con los plazos propios del género y compromiso formal presupuestario (resolución administrativa sobre los gastos, contratos etc.). La temporada 2007, tan orgullosamente publicada en Internet, ni siquiera existe expresada en contratos formales.
- Establecer un abono que represente un "contrato" con el público.
- La transparencia en la configuración del presupuesto.
- La confección de escalafones en sintonía con los aspectos específicos de la función (técnica o artística).